martes, 8 de noviembre de 2011

Para Claudia

Hola Claudia, ¿cómo estás?

Hace mucho tiempo que no sé nada de ti. Sé que no te has ido porque te presiento en cada paso que doy, y créeme si te digo que no te olvido. Ha vuelto el frío y la otra noche había algo de niebla, con lo que las luces naranjas de la ciudad eran más espesas, y no pude evitar preguntarme qué estarías pensando de verlas así otra vez. Supongo que te traerían recuerdos...

Yo estoy bien. La verdad es que este año está siendo increíble. Me cuesta creer que hace menos de un año fuéramos inseparables y que, todavía no sé muy bien cómo, ahora apenas nos veamos. No es que te eche de menos, pero no me malinterpretes, eres parte de mí y te estoy tremendamente agradecida por haberme dejado ver el mundo con tus ojos. Caminar en tus zapatos fue pesado; llorar contigo fue la manera más dura de conocer esa parte oscura del corazón, ese agujero negro del que la gente reniega por miedo o vergüenza. Nunca me he sentido tan orgullosa de haber pasado por ello.

Dime, Claudia, ¿sigues teniendo pesadillas? El otro día me acordé de ti porque volví a tener uno de esos sueños que tanto nos habían agobiado hace tiempo, pero cuando desperté me sorprendí gratamente: no había dolor, no había nada. "Hacía tiempo que no soñaba con esto", pensé, e inconscientemente busqué la tristeza en mi interior, pero no pude encontrarla. Me di cuenta entonces de que durante años había educado a mi corazón a sufrir, a lamentarse, a sentir dolor. Parece ser que mi corazón se ha cansado de todo eso, al fin. Quien más lo maltrató fui yo misma, lo sé. Por suerte, ya está curado. ¿Quizá por eso ya apenas te veo? Es posible...

Sé que en algún momento de nuestras vidas volveremos a cruzarnos. No es que no lo desee, pero sé que será distinto. Todos maduramos, incluída tú, mi querida Claudia. Sólo espero que nunca pierdas esa parte de niña inocente que te permitió ver y mostrar la otra belleza de las cosas en la oscuridad. Tienes un don especial, mi niña, y debes enorgullecerte de ello. Nunca lo olvides. Y nunca dejes de sonreír, porque esa es tu mejor arma.

No sé muy bien cómo despedirme. De hecho, ahora que vuelve el frío y se hace de noche más pronto, te noto más cerca; será que este tiempo me recuerda a ti. De momento creo que lo dejaré en un "hasta luego", ¿qué te parece?

Cuídate,

3 comentarios:

  1. Hasta luego, Claudia. Brindaremos por ti bajo la luz de las estrellas !

    ResponderEliminar
  2. Que sea un hasta luego muy largo!! ;)
    Aunque sea de despedida, me ha gustado leer esta carta! :)

    Un besazo y dulces sueños Saya!! :)

    ResponderEliminar
  3. pelluchan, Gybby, Claudia siempre estará rondando, pero todos maduramos! Gracias por vuestros comentarios^^

    ResponderEliminar

Ocho meses

Silencio. Un vaso que poco a poco se vacía, de manera apenas perceptible. El frío que siempre vuelve, exigiendo quedarse. Una flor que se pu...