viernes, 16 de diciembre de 2011

La cajita de cristal

   - Tengo una cajita de cristal...
   - ¿Una cajita de cristal?
   - Sí. Es de cristal fino y muy resistente. De hecho, es tan fino que a veces se me olvida que está ahí.
   - ¿Y qué guardas dentro?
   - Pues un corazón.
   - ¿Un corazón?
   - Sí, un corazón.
   - ¿Y cómo es?
   - ¿Cómo va a ser? Pues como el resto de corazones. Tiene venitas y arterias y bombea sangre y está calentito.
   - Pero... Eso no es posible.
   - Lo que tú digas... Pero tengo una cajita de cristal fino con un corazón real dentro. Lo malo es que la abrí hace poco...
   - ¿Y qué pasó?
   - Pues que el corazón se asustó. Se había acostumbrado a estar tranquilito dentro de su caja y le estresa que lo miren y lo toquen. Y sufre un poco, pero ya le he dicho que es cuestión de tiempo, hasta que se adapte a la nueva situación.
   - ¿Hablas con él?
   - ¡Claro! Necesito entender sus necesidades, y yo le explico las mías. Es necesario llegar a un acuerdo. Si no, ¿para qué tener un corazón? Y en realidad nos ayudamos mutuamente. Él me calma, y yo le calmo.
   - No sé si te entiendo.
   - Si no me entiendes es que no hablas demasiado con el tuyo...
   - Puede ser. Pero no entiendo por qué está dentro de una caja.
   - No recuerdo cuándo fue, pero sé que lo guardé hace tiempo. Para que se recuperara. Y luego supongo que ambos nos acostumbramos a esa fina separación de cristal. Hay cosas que no deberíamos olvidar nunca.
   - ¿Y ahora qué vas a hacer?
   - Esperar. A que mi corazón se acostumbre, hasta que salga de la cajita. No puedo presionarlo, porque a veces, cuando lo he hecho, le he oído dar un portazo. Si se pueden dar portazos con la tapa de una cajita, claro. Ya me entiendes.
   - Vale, entonces, resumiendo: tienes un corazón real en una caja de cristal, hablas con él, a veces se asusta y da portazos. Supongo que sabes que eso no suena muy normal...
   - Entonces es que no eres más que un gato-camaleón que ha venido a pasar el rato. Y hace tiempo que me cansé de los gatos-camaleón. No te preocupes, no me ofendes ni estoy enfadada. En absoluto. Al café invito yo.

Cuando ella se levantó, la mariposa de su diadema pareció iluminarse durante unos segundos con un color fluorescente y verdoso. Él parpadeó aturdido y el resplandor desapareció, aunque el aura permaneció en su retina por un instante. Ella, ofreciéndole a él la mejor de sus sonrisas, dejó el dinero al lado de las servilletas de papel; luego se dirigió a la puerta con ese andar elegante y reposado que lo había hipnotizado cuando se conocieron. El café, ya frío, le devolvió la mirada cuando él agachó la cabeza. Sólo recuperó la compostura cuando una voz le preguntó con suavidad:

- ¿Le duele el pecho, señor? Lleva inmóvil más de media hora...

Él alzó la mirada y, aún desconcertado, le respondió a la joven camarera que se encontraba bien. Después, sorprendido, notó el entumecimiento de su brazo derecho, cuya mano había estado reposando sobre la parte izquierda de su pecho durante, supuso, media hora. Bajó el brazo suavemente hasta la mesa, notando una palpitación grave, un hormigueo extraño en la punta de los dedos. Apretó el puño con fuerza y cerró los ojos, cogiendo aire. Luego los abrió y suspiró.

Cogió su chaqueta y salió del bar. Cuando la puerta se cerró a sus espaldas, por un momento le pareció que el mundo se quedaba en silencio para que él pudiese oír el eco lejano de un portazo y un ruido de cristales rotos...

6 comentarios:

  1. un placer volver a leerte! feliz año 2012!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Spaski! Feliz año para ti también! ;)

    ResponderEliminar
  3. Hace tiempo alguien me envió un correo describía a timo una glándula que hace las veces de vaso regulador de las emociones, me dejas pensando en todo lo que he callado...

    ResponderEliminar
  4. niño de menta, sea como sea, deberíamos escuchar a nuestro corazón más a menudo... Yo lo ligo más a la intuición.
    Gracias por tu comentario ;)

    ResponderEliminar
  5. que bueno Saya!!! Me has dejado impresionado con la cajita de cristal!! jejeje
    Me ha recordado por un momento a la película El lado oscuro del corazón en la que el protagonista pregunta a las mujeres que conoce que si saben "volar" y si no saben no sigue con ellas...
    Te superas Saya!! ;)

    Besazos y dulces sueños!!!!

    PD: siento mi ausencia!! >.< me pondré al día pronto!! :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Gybby! Qué bueno leerte!! Gracias por comentar, me alegra que te haya gustado ^^ No conozco esa película, no soy demasiado cinéfila (*^^*).
      Dulces sueños! ;)

      Eliminar

Ocho meses

Silencio. Un vaso que poco a poco se vacía, de manera apenas perceptible. El frío que siempre vuelve, exigiendo quedarse. Una flor que se pu...