jueves, 11 de agosto de 2011

Vaquero

Coge tus pistolas, vaquero, y huyamos a la tierra donde nunca se pone el sol...

Una tierra que dé al mar, para poder jugar con las olas mientras observamos con envidia y una sonrisa en los labios el vuelo de las gaviotas. Una tierra en la que las tormentas eléctricas nos visiten con frecuencia para poder pedirle mil deseos a los rayos; una tierra de lluvias torrenciales para poder bailar bajo ellas, respondiendo a los truenos con carcajadas mientras extendemos los brazos y alzamos la cabeza hacia el cielo, siempre arriba, más allá del vuelo de las gaviotas. Una tierra de silenciosos amaneceres en los que la brisa nos despierte con suavidad mientras el resto del mundo gira frenéticamente; una tierra de colores brillantes que nos descubra a cada paso algo nuevo, algo nunca antes visto, algo que mantenga nuestra infantil curiosidad siempre viva. Una tierra de altos acantilados desde los que observar el lejano horizonte mientras las olas rompen a nuestros pies, refrescando nuestra piel y nuestras almas; en la que el cielo cambiante nunca nos aburra, en la que podamos observar los múltiples colores del agua a través de los miles de prismas de un solo copo de nieve, de un solo grano de arena. Una tierra de frondosos bosques en cuyos árboles podamos reposar nuestras espaldas mientras sus copas nos arropan y sus hojas nos adormecen con su suave sonido; una tierra que no nos dañe los pies, que nos invite a viajar, que nos deje ser todo lo aventureros que decidamos ser. Una tierra donde no exista el miedo a enamorarse, a ganar o a perder, a pasar desapercibidos o a ser los reyes del mundo; en la que podamos ser siempre nosotros mismos, sin espejos mentirosos ni miradas furtivas ni monstruos debajo de la cama. Una tierra en la que no existan las sombras...

Vaquero, coge tus pistolas y tíralas bien lejos, a lo más profundo del océano en un plateado atardecer de tormenta, y mientras lanzas tu último alarido de gloria deja que una lágrima caiga por tu rostro, la última que derramarás jamás, para que su sal se confunda con la del mar... Y celebra el fin de las tinieblas en tu corazón.

Y luego... huyamos juntos a la tierra donde nunca se pone el sol.

4 comentarios:

  1. WoW, WoW, Impresionante!! La inspiración ha ido a verte y se ha quedado sentada a tu lado!! XDD
    Me has trasladado a esa tierra de una manera increible, un viaje increible e inesperado esta mañana soleada!!
    Ahora mismo cojo mi caballo, me pongo el sombrero y te paso a buscar...he visto gaviotas nerviosas y nubes de tormenta eléctrica cerca... esa tierra debe de estar cerca!! ;)))

    Genial Saya!! Un besazo!!

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  2. Gracias Gybby!! A ver cuánto tiempo se queda aquí sentada ;) Aquí también hace sol :D
    Hablamos, un beso!

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  3. que bueno! a mi tambien me parecia estar en el lejao oeste jaja saludosss

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  4. Hola Spaski! Qué bien verte por aquí de nuevo! :)
    jajajaj pues ya sabes, toca lanzar las pistolas al mar ;)
    Saludos!!!

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