martes, 28 de febrero de 2012

En el horizonte

Veinte minutos de rutinario trayecto después, salió a la superficie como quien sale del agua tras aguantar la respiración durante demasiado rato. Luego miró al cielo y, cuando encontró la Luna, sonrió y se preguntó cuántas miradas más se habrían despegado de fachadas y pantallas, de otros hombros y del suelo, para observar algo tan bello en esa tarde de invierno. Suspiró y siguió caminando con la vista alzada; Venus brillaba con intensidad también. Quizá, pensó, quizá un día disfrutaría de la aurora boreal... Quizá un día conseguiría ver Marte en el horizonte.

2 comentarios:

  1. quizas todos podamos alcanzar algun dia la contemplacion eterna de la belleza

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