miércoles, 13 de abril de 2011

Tu nombre

Hoy he vuelto a leer tu nombre, y me he dado cuenta del abismo que nos separa.

Había visto escrito tu nombre muchas veces, hace tiempo, hasta que me acostumbré a él, al orden de sus letras, a su forma. Ahora, en cambio, empieza a parecerme extraño, como si no lo conociera. Como si nos acabaran de presentar. Me suena a nuevo, a recién estrenado, a poco usado.

Tu segundo apellido es el que más me desconcierta. Lo pronuncio lentamente, en un susurro apagado, saboreando cada letra, intentando recordar las (pocas) veces que lo dije en voz alta. Pero aun así parece que es una nueva palabra, aunque yo sé que siempre ha estado ahí. En realidad es como si tuviera otro brillo. Como cuando uno está acostumbrado a ver un paisaje desde cierto ángulo y un día la luz cambia, y uno se desorienta. Y entonces pienso: "¿En serio siempre te llamaste así? ¿Fue realmente ése tu nombre?".

Tu primer apellido, en cambio, todavía me produce un desagradable nudo en la garganta. Incluso cuando no se refiere a tí. El corazón aún se asusta y el estómago se contrae ligeramente durante un breve lapso de tiempo. Y no me gusta. Pero al menos ya no no-me-gusta tanto como antes. De hecho, cada vez no-me-gusta menos. He de tener paciencia, esperar un poco más. Unos meses quizá. Y la idea, de algún modo, me da miedo.

No creo que te olvide jamás. Pero hoy el cielo es azul, y como eso me recuerda a tí, lo odio. No te preocupes, hace tiempo la sensación era más intensa. Ahora se repite con mucha menos frecuencia. Y al fin los días de nubes y lluvia han vuelto a alegrar mi alma, que puede reír de nuevo con la sinceridad y la travesura de un niño pequeño, mientras tu nombre se diluye poco a poco...

Imagino que llegará el día en que me cueste unos segundos recordar tu nombre completo. Sé que cuando eso pase y al fin me venga a la memoria, lo verbalizaré y pensaré: "¿Todo aquello para acabar así, olvidando?". Supongo que a ti te sucederá lo mismo. Eso debería enseñarnos algo. O darnos sobre qué pensar, al menos. Pero vivimos ambos tan atados al presente que no le dedicaremos a la idea más tiempo del que se tarda en leer estas líneas. Y luego, poco a poco, seguiremos olvidando lo que una vez fue importante, dejando que el polvo acumulado por los años y la falta de visitas acabe haciéndolo desaparecer.

Hoy he vuelto a leer tu nombre, y ha resonado lejos, como un eco sordo de lo que en su día fue un grito intenso... Y el cielo sigue siendo azul.

4 comentarios:

  1. No te lo creerás pero, a veces, el tiempo nos descarga unos fogonazos y volvemos a recordar todos aquellos nombres que habíamos olvidado, nos vienen al corazón el nombre, los apellidos e incluso el DNI. Y no es tan malo.
    ¿sabes ya dónde pasan la noche tus gatos?
    Salu2

    ResponderEliminar
  2. Como cuesta olvidar.....debería ser tan fácil como apretar un botón!!
    Aunque a veces creo que no quiero olvidar y que me gusta esa amargura.....

    ResponderEliminar

Ocho meses

Silencio. Un vaso que poco a poco se vacía, de manera apenas perceptible. El frío que siempre vuelve, exigiendo quedarse. Una flor que se pu...