jueves, 26 de mayo de 2011

La clienta del bar

   - ¿Sabes?
   - Dime.
   - Dicen que los gatos absorven la energía negativa.
   - ¿Ah sí? ¿Por qué?
   - Porque cada vez que acaricias el lomo de un gato te estás haciendo un masaje en la palma de la mano, que tiene un montón de puntos de acupuntura y reiki. De modo que al estimular la palma de la mano en su lomo, estás limpiando tu energía. O eso dicen...
   - Vaya, no lo sabía.
   - Sí. Pero como yo no tengo gato, acaricio tu espalda.
   - Si supiera, te juro que ronronearía...

Ella, borracha, se quedó dormida sobre la mesa. Él, ausente, retiró su última copa y comenzó a recoger la barra. Era tarde y tenía sueño, y se sentía ligeramente frustrado. No sabía por qué, y eso lo frustraba aún más, de tal modo que metía las copas sucias en el lavaplatos con el ceño fruncido, como si las estuviera regañando. Luego se puso a barrer el suelo, retirando las sillas con cuidado para no despertarla. Cuando acabó, la observó con atención.

Al día siguiente a ella le dolería la espalda. Y la cabeza, con toda seguridad. Se le habría corrido el kohl azul de los ojos, lo que acentuaría sus ojeras cansadas. Tendría el pelo desordenado, la piel reseca y mal aliento. Pero lo peor es que se sentiría mal consigo misma. Tan mal como para prometerse por enésima vez no volver a ese bar. Y entonces desaparecería durante unas semanas, para luego volver a aparecer por sorpresa, sonriente, sin remordimientos. Como venía haciendo desde hacía cuatro años.

Pero esa noche algo había cambiado. Él la llevo a hombros hasta su casa y la metió en la cama. Se quedó allí un rato, mirando cómo ella respiraba profundamente, sin apenas hacer ruido. Era hermosa. Siempre la había deseado, pero nunca se lo dijo. Le dejó un vaso de agua en la mesilla de noche, sabiendo que al despertar ella lo agradecería. Y luego se fue sin mirar atrás, como otras tantas veces, preguntándose cuánto tardaría ella esta vez en volver al bar.

Nunca lo hizo. Él no la buscó, no se acercó a su casa, no la llamó por teléfono. De ella sólo sabía su nombre de pila y que no tenía gato. Los clientes nunca preguntaron por ella, ni él a ellos. Se esfumó de esa manera imperceptible, como la niebla, como las cosas que se mueven muy lento. Y aunque nunca la olvidó, con el tiempo sus recuerdos se fueron diluyendo como azúcar en leche caliente, y sólo volvían a él cuando el nuevo inquilino del bar, un pequeño gato moteado, llegaba de noche reclamando agua y se quedaba dormido en la mesa, mientras él le acariciaba suavemente el lomo, sonriendo...

5 comentarios:

  1. Muy bueno Saya!! Estar enfermo de alcohol ó de otras drogas te quita lo mejor de la vida e indirectamente afecta a personas de tu alrededor como el camarero.
    Pienso que no volvió porque al final fué fuerte y cumplió su promesa de no volver al bar...

    Me gustan los gatos, pero desde que te leo estoy convencido que voy a adoptar uno!! y pronto!! Eso de que absorban la energía negativa es la caña!! :-)
    No conocía a Gatobus, pero he investigado, ahora sé quien es y su sonrisa también me inquieta!!! jajajja

    Que tengas dulces sueños!!!

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  2. Muy bueno Saya.
    Pero a mi entender, Gybby, la clienta sí que volvió, transformada en gata moteada que bebe agua y duerme en la misma mesa que la clienta alcoholica.
    En mi curriculum de gato añadiré que poseo cualidades terapeuticas.

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  3. Gracias a ambos^^
    Gybby, te recuerdo que algunos gatos también se comen las lagartijas que nadie quiere ver... Y Gatto Nero, has acertado ;)
    Dulces sueños a ambos!

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  4. Ostias esto es jodidamente bueno. Me ha gustado muchisimoooo ;-) yo es que he sido mas de ser gato callejero, y esos no dan buenas vibraciones

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  5. Me alegro mucho Spaski!^^
    Hasta el gato callejero más bribón tiene esas propiedades, sólo hay que conseguir su confianza :)
    Dulces sueños^^

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