martes, 24 de enero de 2012

Puertas cerradas

Lo siento, no sé hacerlo mejor. Me peleo con las sábanas y muerdo dedos invisibles en un estúpido intento por controlar mi vida. Sudo un añejo dolor atemporal y mis múltiples sombras activan olvidadas sinapsis con sus movimientos de marionetista. Por eso tengo miedos que se transforman en pesadillas. Pero en realidad el cambio está cerca, tras cada una de esas puertas cerradas. Por todo eso, y por más cosas que de momento prefiero callar, te pido que me ayudes a abrirlas.

4 comentarios:

  1. Sudar los miedos es bueno : )
    Es como la fiebre.. pasarla ayuda a recuperarte antes

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  2. Otra opción es pasar las puertas lanzándose contra ellas (con los riesgos evidentes que eso conlleva!). Como en cierta prueba de humor amarillo, ese a que suene cómico, donde o atravesaban triunfantes las puertas que resultaban ser de papel, o se estampaban cual gato lanzándose a través de una ventana excesivamente limpia intentando cazar una posible cena.

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  3. Jordi, en ello estoy, sudando! ;) Porque lo todavía mejor está por venir.
    Pelluchan, la valentía es una de mis características y me gustan los retos, aunque me agoten. Anda, hazme competencia desde otro blog, que te expresas muy bien! :D

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  4. xDDD Solo adorno innecesariamente la realidad, pero me ha gustado mucho el comentario ! :)

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