jueves, 24 de febrero de 2011

La borraron

La borraron, y ahora es tan sólo un fantasma.

De su paso apenas quedan recuerdos, vagas imágenes de vapor y vidrio opaco que se disuelven con el primer rayo de sol. Las pupilas que la vieron acabaron en un fundido a negro para después renacer en un pasado próximo, forzado e irreal. Aquellos que la leyeron no pudieron comprender, y con un simple movimiento barrieron sus letras, y éstas danzaron y temblaron como hojas marrones movidas por el viento. Muchos oídos quedaron sordos y olvidaron texturas y tonalidades que se perdieron en una falta de aire particular. Sus cientos, miles, de instantes indivisibles fueron quemados por lenguas naranjas y puntos azul eléctrico; si se hubieran colocado todos esas instantáneas una tras otra, ella habría durado dos minutos más. Quizá.

Pero la borraron. Y al borrarla todo se perdió: las ansias y la inseguridad, el amor y los refrescos a primera hora de la mañana, las metas sin cumplir y los paseos bajo una fina lluvia primaveral. Murieron los secretos y se olvidaron las verdades; el negro se volvió transparente y el blanco dejó de existir. Y la sonrisa... Esa sonrisa, esos labios, esos dientes. Todo se perdió, y nada de aquello es ya recuperable. Tampoco hay exploradores que busquen, que investiguen, que quieran recordar; sólo centinelas que vigilan. Es una pérdida invisible y no reconocida, que en realidad nunca fue del todo pérdida, ya que nadie la echó de menos.

Pese a todo ella sigue ahí, en la enormidad de las coordenadas vectoriales de un universo en que nadie se conoce porque todo el mundo es uno. La borraron y ella perdió su propia identidad, y ellos modificaron todo para que pareciera que ella nunca había existido. Pero algo late en la espesa bruma de ceros y unos, una pequeña concentración de impulsos eléctricos que parpadean rápido, destellos apenas perceptibles para el gran todo, desplazándose como un gusano multicolor.

Porque en el arte de la guerra el engaño es el arma más potente. Y aunque la borraron, ella volverá. Y entonces las reglas habrán cambiado para siempre.

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